Version de Enoc

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Compilado por etapas en algún lugar entre 165 A.C. y el comienzo de la era cristiana, esta trabajo llamado pseudografico (es decir, falsamente atribuido) tiene como tema principal la historia detrás de la caída de los ángeles. Sin embargo, no la caída de los ángeles en general, sino de quienes fueron originalmente conocidos como ’îrin (’îr in singular), «aquellos que vigilan», o simplemente «vigilantes» (Watchers) como se traduce en la traducción al Inglés.

El Libro de Enoc cuenta la historia de cómo 200 ángeles rebeldes, o Vigilantes, decidieron transgredir las leyes celestiales y «descender» a los llanos y tomar esposas de entre la especie mortal. El sitio dado para este acontecimiento es la cumbre del Hermón, un lugar mítico generalmente asociado con las nevadas cumbres del monte Hermón, en la ante-cordillera del Líbano, al norte de la actual Palestina (pero véase más adelante sobre el hogar más probable de los Vigilantes).

Los 200 rebeldes dan cuenta de las consecuencias de sus transgresiones, porque de acuerdo con un juramento en el sentido de que su líder Shemihaza asumiría la culpa si toda la fatal aventura saliera terriblemente mal.

Después de su descenso hacia las tierras bajas, los Vigilantes disfrutan de las delicias terrenales con sus «esposas» elegidos, y por medio de de estas uniones nacieron crías gigantes llamados Nephilim, o Nefilim, una palabra hebrea que significa «aquellos que han caído», que son considerados, en traducciones al griego como gigantes.


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Secretos Celestiales

En medio de aprovecharse de nuestras mujeres, los 200 ángeles rebeldes se dedicaron a impartir los secretos celestiales a los que tenían oídos para escuchar. Uno de ellos, un líder llamado Azazel, se dice que «enseñó a los hombres a hacer espadas, cuchillos, y escudos y corazas, y les hicieron conocer los metales (de la tierra) y el arte de trabajar con ellos», lo cual indica que los Vigilantes trajeron el uso del metal a la humanidad.

También se les instruyeron sobre cómo hacer «pulseras» y «adornos» y les mostraron cómo usar «antimonio», un frágil metal blanco empleado en las artes y en la medicina.

A las mujeres, Azazel enseñó el arte de «embellecerse» los párpados y el uso de «todo tipo de piedras preciosas» y «tinturas colorantes», presuponiendo que el uso del maquillaje y las joyas no se conocía antes de esta edad. Además de estos crímenes, Azazel fue acusado de enseñar a las mujeres cómo disfrutar el placer sexual y entregarse a la promiscuidad – visto como una blasfemia «impía» a los ojos de los narradores hebreos.

Otros Vigilantes fueron acusados de revelar a la especie mortal el conocimiento de las artes más científicas, tal como la astronomía, el conocimiento de las nubes, o meteorología, las «señales de la Tierra», probablemente la geodesia y geografía, así como las «señales», o pasajes de los cuerpos celestes, como el sol y la luna.

Su líder, Shemihaza, está acreditado con haber enseñado «encantamientos y cortes de raíces», una referencia a las artes mágicas rechazadas por la mayoría de los judíos ortodoxos.

Algunos de ellos, los Pênêmûe, enseñaron que «lo amargo y lo dulce», seguramente una referencia al uso de hierbas y especias en los alimentos, mientras instruyeron a los hombres sobre el uso de «tinta y papel», implicando que los Vigilantes introdujeron las primeras formas de escritura.

Mucho más inquietante es Kâsdejâ, de quienes se dice que enseñaron a «los hijos de todos los hombres todos los malvados caprichos de los espíritus y demonios, y los secretos para eliminar el embrión en el útero». En otras palabras, enseñaban a las mujeres a abortar.

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Estas líneas relativas a las ciencias prohibidas, entregadas a la humanidad por los Vigilantes rebeldes, plantea la pregunta fundamental del por qué los ángeles deberían haber poseído un conocimiento de estos asuntos, en primer lugar.

¿Por qué tenían necesidad que trabajar con metales, usar encantos, encantamientos y escritura; embellecer el cuerpo, emplear el uso de especias, y saber ahora cómo abortar un niño no nacido? Ninguna de estas habilidades son lo que uno podría esperar que los mensajeros celestiales de Dios, de poseyeran, a menos que éstos fueran humanos, en primer lugar.

En mi opinión, esta revelación del conocimiento la sabiduría previamente desconocidos parecieran ser las acciones de una raza muy avanzada transmitiendo algunos de sus secretos estrechamente vigilados, a una cultura menos desarrollada que estaba aún tratando de entender los principios básicos de la vida.

Más desconcertante fueron las acciones aparente de la empresa completamente desarrollados Nefilim, pues dice:
Y cuando los hombres ya no pudieron sostenerlos, los gigantes se volvieron contra ellos y devoraron a la
Humanidad. Y empezaron a pecar contra los pájaros y las bestias, y reptiles, y peces, y a devorarse la
carne unos a otros, y beberse la sangre. Luego la tierra estableció acusación contra los sin ley.
Por ahora los gritos de desesperación de la humanidad fueron fuertemente escuchados por los ángeles, o Vigilantes, quienes habían permanecido leales al cielo.

Uno por uno, son escogidos por Dios para proceder contra los Vigilantes rebeldes y sus descendientes, los Nefilim, que son descritos como «bastardos y réprobos e hijos de la fornicación».

El primer líder, Shemihaza, es colgado y atado boca abajo y su alma desterrada para convertirse en las estrellas de la constelación de Orión. El segundo líder, Azazel, fue atado de pies y manos, y expulsado por la eternidad a la oscuridad de un desierto denominado Dûdâêl.

Sobre él se colocaron «piedras irregulares y en bruto» y aquí se mantendrá por siempre hasta el Día del Juicio, cuando será «echado en el fuego» por sus pecados.

Por su parte en la corrupción de la humanidad, los Vigilantes rebeldes se ven obligados a presenciar la masacre de sus propios hijos antes de ser expulsados a una especie de prisión celestial, considerado como un «abismo de fuego».


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Siete Cielos

El patriarca Enoc, entonces, entra en escena y, por algún motivo inexplicable, se le pide que interceda en favor de los rebeldes encarcelados. Él intenta conciliar con los ángeles del cielo, pero falla estrepitosamente. Después de esto, el Libro de Enoc relata cómo el patriarca es llevado por los ángeles sobre las montañas y los mares a los «siete cielos».

Aquí él ve una multitud de seres angélicos mirando las estrellas y otros cuerpos celestes en lo que parecen ser observatorios astronómicos. Otros hacen huertos y jardines que tienen más en común con un kibutz israelí que con un reino etéreo sobre las nubes.

En otra parte del «cielo» está el Edén, donde Dios plantó un jardín para Adán y Eva antes de su caída – siendo Enoc el primer mortal en entrar en este dominio desde la expulsión de ellos.

Por último, durante la vida del bisnieto de Enoc, Noé, el Diluvio cubre la tierra y destruye todos los vestigios restantes de la raza gigante. Así termina la historia de los Vigilantes.


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Los Hijos de Dios

¿Qué vamos a hacer con el Libro de Enoc? ¿Están sus cuentas de la caída de los Vigilantes y las visitas al cielo por el patriarca Enoc basadas en algún tipo de verdad histórica? Los estudiosos dirían que no. Ellos creen que es una obra puramente de ficción, inspirada en el libro del Génesis, en particular, dos pasajes enigmáticos en el capítulo 6.

En la primera, que constituyen los versículos 1 y 2, dice lo siguiente:
Y aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y nacieron hijas a ellos, que los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres de todo lo que eligieron.
Por ‘hijos de Dios’, el texto quiere decir ángeles celestiales, siendo el original hebreo bene-ha-Elohim. En el versículo 3 del capítulo 6, Dios se pronuncia de forma inesperada que su espíritu no puede permanecer en los hombres para siempre, y que puesto que la humanidad es una creación de la carne, su vida útil en lo sucesivo se redujo a «ciento veinte años». Sin embargo, en el versículo 4, el tono de repente, vuelve al tema original de este capítulo, ya que dice:

Los Nefilim estaban en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos de Dios se juntaron con las hijas de los hombres, y les engendraron hijos: los mismos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de antiguo renombre.

Como el Pentateuco está considerado como haber sido escrito por Moisés, el legislador en c.1200 a.c., se supone que las líneas de Génesis 6 influido en la construcción del Libro de Enoc, y no al revés. A pesar de esta suposición obvia por parte de eruditos hebreos, hay pruebas que demuestran que gran parte de Génesis fue escrito después del regreso judíos del cautiverio en Babilonia a mediados del siglo V a.C.

Si este fuera el caso, entonces no hay razón por la cual las líneas de Génesis 6 no podrían haber sido manipulado en esta época. En un intento de enfatizar la enorme antigüedad del Libro de Enoc, el mito hebreo siempre ha afirmado que fue transmitido a Noé, nieto de Enoc, después del Diluvio, es decir, mucho antes de la compilación del Génesis.

Esta reivindicación de prioridad sobre el Pentateuco llevó finalmente al teólogo cristiano, San Agustín (AD 354-430) a afirmar que el Libro de Enoc era demasiado antiguo (antiquitatem nimiam ob) para ser incluido en el Canon de las Escrituras.



Raíces de los Nefilim

Hay otro enigma contenido dentro de las líneas de Génesis 6, ya que pareciera encarnar dos tradiciones totalmente diferentes.

Observe de nuevo las palabras del versículo 2. Éstas hablan de los Hijos de Dios viniendo hacia las Hijas de los Hombres, mientras que, en contraste con el versículo 4, dice con firmeza:
“Los Nefilim estaban en la tierra en aquellos días y también después de eso, cuando los hijos de Dios vinieron donde las hijas de los hombres».
Y también, después de eso…

El significado parece bastante claro: existen dos tradiciones muy distintas enredadas aquí – una relativa a la raza caída conocida a los primeros israelitas como los Nefilim (que se mencionan en otras partes del Pentateuco como los progenitores de una raza de gigantes llamados hijos de Anac), y otra relativa los bene ha-elohim, los Hijos de Dios, que son equiparados directamente con los Vigilantes en la tradición enoquiana.

Los teólogos están conscientes de este dilema, y evaden el problema sugiriendo que los ángeles cayeron de la gracia de dos veces – una vez por el orgullo y luego nuevamente a través de la lujuria. Parece cierto que el término Nefilim era el nombre original hebreo de la raza caída, mientras que bene ha-elohim es un término muy posterior – plausiblemente de Irán – que entró en el Génesis 6, mucho tiempo después de su compilación original.

A pesar de las contradicciones rodeando al Génesis 6, su importancia es bastante clara, ya que conserva la firme convicción entre los antepasados de la raza judía, de que en algún momento, en el lejano pasado, una raza gigante había gobernado una vez la Tierra.

Así pues, si los Vigilantes y los Nefilim realmente habían habitado este mundo, entonces,
¿Quién o qué eran esos seres que parecían físicos?
¿De dónde vinieron?
¿Qué aspecto tienen?
¿Dónde viven y cuál fue su destino final?
El Libro de Enoc era una fuente vital de conocimiento con respecto a su existencia anterior, pero yo necesitaba más – otras cuentas menos contaminadas de esta aparente raza de seres humanos.

Luego vino una ruptura importante.

La Conexión del Mar Muerto

Eruditos hebreos desde hace mucho tiempo señalaron las semejanzas entre algunas de las enseñanzas reaccionarias en el Libro de Enoc y de los evangelios según los esenios – una fundamental, y sin embargo una comunidad religiosa muy justa, de la cual hablan de los eruditos clásicos que existió en la orilla occidental del Mar Muerto.

Esta conexión fue fortalecida después de 1947, cuando se supo que entre los Rollos del Mar Muerto, ahora considerados como haber sido escritos por los Esenios, había varios fragmentos de textos pertenecientes a diversos ejemplares del Libro de Enoc.

Hasta este momento, las únicas copias disponibles del manuscrito completo para el mundo literario habían sido varias copias estaban escritas en el lenguaje escrito etíope de Ge’ez, la primera de las cuales había sido traída a Europa por el explorador y masón escocés James Bruce of Kinnaird después de sus famosos viajes a Abisinia entre 1769 y 1772.

Los Rollos del Mar Muerto no sólo confirman la autenticidad del Libro de Enoc, sino que también demostraron que se habían mantenido en gran estima por la comunidad esenia de Qumrán, que incluso podría haber estado detrás de su construcción original en algún momento después de 165 A.C.

Más importante aún, los eruditos hebreos también comenzaron a identificar varios otros tratados previamente desconocidos, de sabor un «enoquiano” entre el corpus del Mar Muerto, y éstos incluían más referencias a los Vigilantes y sus descendientes, los Nefilim. Muchos de estos fragmentos individuales fueron finalmente descubiertos por el erudito del Mar Muerto, J.T. Milik de ser extractos de un trabajo perdido llamado al Libro de los Gigantes.

Anteriormente, esto sólo había sido conocido por referencias aisladas en los textos religiosos pertenecientes a los maniqueos, una fe gnóstica herética que se extendió por toda Europa y Asia, hasta China y el Tíbet, a partir del siglo III D.C.

El Libro de los Gigantes continúa la historia narrada en el Libro de Enoc, relatando cómo los Nefilim le había hecho frente a sabiendas de que su inminente destrucción se debía a las incongruencias de sus padres Vigilantes.

Leyendo esta obra antigua permite al lector una visión más compasiva de los Nefilim, que se atraviesan como inocentes transeúntes inocentes en un dilema más allá de su control personal.
por Andrew Collins

Imagen«The Gods of Eden» (Los Dioses del Edén), apropiadamente subtitulado: «The chilling truth about extraterrestrial infiltration – and the conspiracy to keep humankind in chains» (La escalofriante verdad acerca de la infiltración extraterrestre – y la conspiración para mantener a la humanidad encadenada). El autor, un abogado californiano con el seudónimo William Bramley, recopiló las principales investigaciones anteriores sobre el tema de los «astronautas ancestrales» y las reunió con una particular visión conspiratoria de la Historia.La chocante tesis de Bramley, que confronta casi todas las creencias populares, es la siguiente:
«Los seres humanos parecen ser una raza esclavizada reproduciéndose en un planeta aislado de una pequeña galaxia. La raza humana fue una vez fuente de mano de obra para una civilización extraterrestre, para la cual seguimos siendo su posesión. Para mantener el control sobre su posesión y mantener a la Tierra como una especie de prisión, esa otra civilización ha alimentado un interminable conflicto entre los seres humanos, ha promovido la decadencia espiritual y ha creado en la Tierra condiciones irreversibles de penuria física. Esta situación ha existido por miles de años, y aún continúa hasta nuestros días.» (The Gods of Eden).
La idea de que la Humanidad es el producto de una ingeniería genética, conducida por extraterrestres provenientes de alguna parte, fuera de nuestro pequeño planeta, desafía tanto a la evolución darwiniana como al creacionismo. ¿Acaso los dogmas de la ciencia y la religión nos han cegado la verdad acerca de nuestros orígenes?

La Iglesia Cristiana proclama que un supuesto omnisciente, todo-poderoso «Dios», creó a nuestros primeros padres del «barro», de manera parecida a como el alfarero moldea la arcilla. Sólo cuando Adán y Eva rompen con las reglas de su Creador son sujetos al dolor, la enfermedad y la muerte. Por desobedecer a este «Dios» también condenaron a su descendencia —a toda la Humanidad— a ser «pecadores». El Cristianismo deriva su infortunado relato sobre Adán y Eva del primer libro de la Biblia Hebrea o Antiguo Testamento: el Génesis.


Si interpretamos la Biblia literalmente, asumiendo que se trata de un documento histórico infalible, se nos presenta un «Dios» (Jehovah o Yahvé) quien, por su propia palabra, admite ser celoso, colérico y vengativo. El temor del «Señor» (Jehovah) aparece enfatizado constantemente a través del Antiguo Testamento. Se espera de Él que recompense a aquellos que lo adoran y que mantienen la observancia de la ley ritual, gratificando sus deseos mundanos por posesiones materiales y poder. No se puede dejar de notar que este cruel, sanguinario y egoísta «Dios» se asemeja grandemente a los caprichosos dioses Sumerios.

De acuerdo al Génesis, este «Dios», demasiado humano, desconocía que sus apreciados humanos habían echado a perder su creación al comer la «fruta prohibida». Después de esto, habiendo expulsado a la primera pareja humana del Paraíso, amenazó a sus descendientes con su cólera hasta el día en que ahogó al mundo entero con un diluvio.

Este «Dios» Jehovah, como el historiador Gibbon observa en su obra «The Decline and Fall of the Roman Empire», (Declinación y caída del Imperio Romano; Nota de AFR) es un,
«ser propenso a la pasión y al error, caprichoso a su favor, implacable en su resentimiento, celoso de su supersticiosa adoración, y confinando su providencia parcial a una simple persona y a su transitoria vida.»
La investigación indica que la Biblia Hebrea, lejos de ser un texto histórico infalible creado por un Ser Supremo, resulta ser una gran revisión compilada de por lo menos dos trabajos completamente separados. Reunidos en el Libro del Génesis existen dos trabajos separados conocidos por los académicos como las tradiciones del Norte «E» y las del Sur «J», las cuales son complementadas por revisiones e inserciones adicionales. En la «E» (que contiene los pasajes referentes a los Elohim) reside la tradición pre-Judaica de la gente del Norte, quienes exaltaban al Más Elevado Dios, El, y a los subordinados Elohim. Los pasajes correspondientes a «J», o Jehovistas, describen una entidad totalmente foránea, el malvado Jehovah (YHWH), el «Señor». De acuerdo a Max. J. Dimont, en «Jews, God and History» (Judíos, Dios e Historia; Nota de AFR):
«En el siglo quinto A.C. los sacerdotes Judíos combinaron porciones de los documentos ‘J’ y ‘E’, añadiendo un pequeño aporte personal (conocido como el fraude piadoso); los documentos resultantes se conocen como ‘JE’, ya que Dios en estos pasajes es nombrado como ‘Jehovah Elohim’ (traducido como ‘Señor Dioses’).»
A esto se debe que encontremos, dentro de la Biblia, imágenes contradictorias y conflictivas del Supremo Dios. Encontramos a Jehovah, un dios tribal, enmascarando al Ser Supremo. Los primeros capítulos del Génesis describen un combate impresionante entre dos poderes rivales. Por un lado está el Más Elevado Dios y Sus Elohim, quienes crean mediante su propio espíritu manifestado; y por el otro lado está el malévolo Señor Dios, Jehovah, quien creó a un ser sintético compuesto de ‘barro’. Jehovah resulta ser Satanael, un Elohim que se levantó en rebelión contra el Supremo Dios. Aunque posteriormente nombrado el Único Dios, inicialmente los Hebreos conocían a Jehovah sólo como uno más de los muchos Elohim. Ellos citan el Canto de Moisés para distinguir entre el Más Elevado y el Jehovah usurpador:
«Cuando el Altísimo repartió las naciones, cuando distribuyó a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos, según el número de los hijos de Dios; mas la porción de Yahvé fue su pueblo, Jacob su parte de heredad».
(Deuteronomio 32:8-9).
Los Cristianos Gnósticos de los primeros siglos, quienes preservaron las enseñanzas originales de Jesús, hacían una distinción entre el Padre Celestial y el dios de la Biblia Hebrea. Jehovah (YHWH) no era el Padre revelado por Jesús. Mientras la Biblia Hebrea revelaba a un dios tribal, el Dios de Jesús era el Ser Supremo Universal de toda la humanidad. El dios Hebreo era un dios de temor, el Padre Celestial de Jesús era un Dios de amor. De hecho, Jesús nunca se refirió al Padre Celestial como Jehovah. El Evangelio Gnóstico de Pedro establece que los Hebreos se encontraban bajo la ilusión o engaño de que conocían al Ser Supremo, pero eran ignorantes del mismo, y conocían sólo a un falso dios, un impostor, cuya naturaleza verdadera era desconocida para ellos.

Los Gnósticos, basados en su profundo estudio del Libro del Génesis, exponen a Jehovah como Satanael el Demiurgo, el poder creativo de este caído mundo material, que es hostil al Ser Supremo. Un maestro Gnóstico dijo cómo el Padre desconocido creaba a los ángeles, a los arcángeles, potestades y dominaciones. El mundo, sin embargo, y todo en él, fue construido por siete ángeles particulares, y el hombre también es obra de los ángeles. Estos ángeles él los describió como artesanos flojos y rebeldes.

Saturninus (90-150 D.C.), quien estableció una importante comunidad Gnóstica en Siria, enseñó que el Único Dios Verdadero, el Padre Celestial revelado por Jesús, habita en el más elevado Reino de la Luz. Entre este trascendente Reino de Luz y nuestro mundo finito existe una vasta jerarquía de arcángeles, ángeles y poderes espirituales; los constructores del Universo y los diseñadores del Hombre. Por necedad y vanidad, Satanael se rebeló contra el Reino de la Luz, liderando a un grupo de ángeles seguidores. Satanael y sus lacayos maquinaron atrapar a seres espirituales en cuerpos físicos. Saturninus contó cómo el ángel creador, Satanael, procuró crear cuerpos físicos humanos a imagen de seres espirituales. De esta manera ellos planearon mantener a los seres espirituales permanentemente atados a cuerpos físicos.

En el recuento de la creación de Saturninus, Satanael, el ángel creador, sólo pudo formar un androide primitivo. Fue necesario animarlo con un ser espiritual de los reinos superiores. Entonces, Satanael atrajo de los reinos celestiales, hacia su universo carente de alma, una «chispa de luz» y la atrapó dentro del cuerpo material de Adán. De acuerdo a Apelles, otro antiguo maestro Gnóstico, los seres espirituales fueron seducidos para descender desde su lugar en los reinos celestiales por la oportunidad de tener una experiencia física, siendo luego atados a cuerpos de carne mediante las maquinaciones de Jehovah. Generación tras generación la «chispa de luz» se incorporó en las formas humanas. Pronto, estos seres espirituales fueron absorbidos tanto en el mundo material que perdieron toda conciencia de su origen en el Reino de la Luz. Se encontraron a sí mismos capturados en el mundo de Satanael el Demiurgo. De hecho, se convirtieron en esclavos de su malévolo creador.

 

La destrucción de los planetas Aln y Maldek fue un golpe duro para los reptiles de La Alianza los cuales decidieron no continuar la guerra. En ese momento La Federación envió a Nibiru a nuestro sistema solar a continuar con sus planes. El problema que enfrentaban era que Nibiru sufrió daños graves durante la guerra.

Dicho planeta posee una capa en su atmósfera compuesta de oro monoatómico que mantiene el calor interno. La capa de oro fue bastante destruida por las bombas que se lanzaron contra Nibiru. La temperatura interna se volvió inestable y como resultado muchos nibirianos estaban muriendo.

Los nibirianos descubrieron que el oro que necesitaban para restablecer la atmósfera de Nibiru era abundante en la Tierra.

Anu envió a nuestro planeta a un grupo de astronautas a trabajar en minas para extraer el oro y luego mandarlo a Nibiru. Los astronautas llegaron a la Tierra hace aproximadamente 700,000 años y estaban comandados por el hijo de Anu conocido como Enlil. (11)

Para este momento, gran parte de la naturaleza en la Tierra se había restablecido. También, habían proliferado civilizaciones de reptiles descendientes de los sobrevivientes de la destrucción de Tiamat. Anu concluyó que no iban a poder extraer el oro sin llegar a un acuerdo con los reptiles habitantes de la Tierra. Resolvieron por hacer un matrimonio simbólico entre la reina de los reptiles junto con Anu.

Combinaron la genética de ambos para crear un ser hibrido el cual serviría de intermediario entre los nibirianos y los reptiles terrestres. Este ser hibrido, mitad humano y mitad reptil se le conoce con el nombre de Enki. Este último se crió en el planeta Nibiru y se destacó por ser un gran científico. Enki utiliza como símbolo la serpiente y por esta razón muchos lo conocen como La Serpiente de la Sabiduría.

Los astronautas nibirianos empezaron a trabajar en la extracción de oro en las minas para luego transportarlo a Nibiru. El problema que enfrentaban era que los trabajadores que podían traer eran muy pocos de acuerdo a la cantidad de oro que necesitaban. Los astronautas empezaron a revelarse por el trabajo excesivo de las minas.

Los nibirianos se encontraban en una situación difícil ya que muchos habitantes de Nibiru estaban muriendo. Enki propuso una solución para este problema. Sugirió que se tomara a varios Neandertales de la Tierra y se alterara su genética para crear seres humanos inteligentes. Estos nuevos seres trabajarían en las minas para extraer el oro y también serian los seres que conformarían el plan de evolución espiritual. De esa forma se salvaba Nibiru y al mismo tiempo se continuaba con la agenda espiritual.

La Federación Intergaláctica aprobó la propuesta de Enki y este último se encargaría de llevar a cabo dicho plan.

En la Tierra, Enki se estableció junto a su esposa Ninursag en el área que hoy conocemos como Oriente Medio. Ninursag también era una destacada científica. Los nibirianos construyeron una ciudad conocida como E.din entre los ríos Tigris y Eufrates. Allí, Enki y su esposa crearon al primer ser humano terrestre combinando la genética de los neandertales con la genética de los nibirianos humanos y reptiles.

Al primer humano de la Tierra le llamaron Adam. Ninursag lo cargó en su barriga durante los 9 meses mediante inseminación artificial. Luego, tomaron la genética de Adam y crearon la primera mujer terrestre la cual llamaron Lilith.

Los primeros humanos terrestres, Adam y Lilith crecieron en E.din bajo la tutela de los nibirianos. Enki decidió educarlos enseñándoles sobre ciencia y leyes universales. Esto último incomodó a Enlil e intervino con Enki para que desistiera de educar a Adam y Lilith. Enlil entendía que el conocimiento, debían descubrirlo los humanos de la Tierra por su cuenta. Enlil pensaba que para evolucionar espiritualmente, las personas debían adquirir el conocimiento por ellos mismos.

Al final, los nibirianos se pusieron a favor de Enlil y decidieron que Adam y Lilith debían abandonar E.din y moverse a otra área donde tengan que vivir por su cuenta. (12)

Enki y Ninursag crearon otros humanos en sus laboratorios. Los nibirianos llamaron a los humanos de la Tierra como lulus. Para ellos, esta palabra significaba “trabajador primitivo”. A muchos de los lulus se les puso a trabajar en la extracción de oro. Con el tiempo, la atmósfera de Nibiru se restableció y los lulus empezaron a crear sus propias comunidades independientes. El desarrollo de los lulus dependía de ellos mismos.

Los miembros de La Federación hicieron que muchos de los espíritus involucrados en la guerra intergaláctica entre los humanos y reptiles vinieran voluntariamente a la Tierra. Estos espíritus reencarnaron en los cuerpos de los humanos terrestres. Se determinó que los espíritus de los lulus no recordarían sus vidas anteriores. Esta era una forma de borrar el pasado y empezar nuevamente.

Los espíritus que reencarnaron en los lulus podían manifestar tanto las personalidades de los humanos intergalácticos como la de los reptiles. Los cuerpos de los lulus poseían la genética de ambas razas del espacio. De a cuerdo a La Federación, si los espíritus en la Tierra podían manifestar ambas conciencias en un mismo planeta haría mas fácil que se integren y crear un nuevo tipo de conciencia.

Esto ayudaría grandemente a la evolución espiritual. (13)

Existían grupos de nibirianos que querían aprovecharse de los lulus. Los nibirianos que tenían mayor evolución espiritual, respetaban a los lulus y velaban por ellos. Había otros grupos de nibirianos y reptiles que se aprovechaban de los humanos terrestres.

En ciertas áreas de la Tierra, utilizaban a los lulus como esclavos o manipulaban su conciencia convenciéndolos de que los nibirianos y los reptiles eran dioses. Muchos humanos empezaron a usar términos para referirse a los nibirianos como Anunnaki. Esta palabra significa “Los dioses que del cielo a la Tierra bajaron”.

Entre los nibirianos existía conflicto con relación a los lulus. Estaban divididos principalmente entre los que buscaban la evolución espiritual de los humanos de la Tierra y los que querían manipularlos. (14)

El tiempo en el planeta Nibiru y la Tierra corren de diferentes maneras. Lo que para la Tierra son 3,600 años, para Nibiru es un solo año. La constitución física y el metabolismo de los Anunnakis son diferentes a los humanos.

Cuando los nibirianos viajan a la Tierra el metabolismo de ellos sigue funcionando como si estuvieran en el planeta Nibiru. Esto les permite vivir durante miles de años en este planeta sin que envejezcan. Los nibirianos pueden pasar 3,600 años en la Tierra y tener el envejecimiento de un año. Eso les ayudó a crear la fama de ser dioses inmortales. (15)

Hace aproximadamente 60,000 años, Enki era quien estaba a cargo de la Tierra en aquel entonces. El invitó a distintas razas humanas del universo a formar colonias en la Tierra. Muchas civilizaciones humanas de la Vía Láctea asistieron el llamado y vinieron a establecerse en nuestro planeta.

Estos provenían principalmente de las constelaciones de Lyra, Pléyades, Sirio y Andrómeda entre otras.

Poco tiempo después, las colonias humanas extraterrestres en la Tierra entraron en conflicto con ciertos grupos de nibirianos. Se creó una guerra en la cual los humanos extraterrestres fueron obligados a abandonar el planeta. Los que se quedaron terminaron mezclándose con los lulus.

La mezcla entre ambos grupos creó la diversidad racial entre los humanos de nuestro planeta. Antes de eso, todos los lulus pertenecían a la misma raza. La Tierra se caracteriza por ser el único planeta del Universo donde conviven todas las razas humanas. (16)

Con el tiempo, las sociedades de los lulus fueron desarrollándose. La primera gran civilización humana en la Tierra fue Lemuria. Esta civilización se encontraba en el área del océano pacífico. Los lemurios estaban polarizados del lado femenino. Su cultura giraba en torno a la evolución espiritual. Estaban organizados de forma comunal. En cierta forma, los lemurios poseían un tipo de conciencia similar a los humanos intergalácticos.

Poco después, surgió otra gran civilización conocida como Atlántida. Esta civilización se encontraba en el área del océano Atlántico. Atlántida estaba polarizada del lado masculino. Su sistema de gobierno era jerárquico y tenía una orientación tecnológica. Los atlánticos poseían mayormente el tipo de conciencia de los reptiles. (17)

Las diferencias culturales entre Atlántida y Lemuria fueron creadas intencionalmente por los nibirianos y miembros de La Federación.

El objetivo era emular las conciencias humanas y reptiles en un mismo planeta para lograr la integración. En un principio, Lemuria y Atlántida mantuvieron buenas relaciones. Los problemas empezaron cuando entra en escena el hijo de Enki conocido como Marduk.

Este último creció en el planeta Nibiru, e igual que su padre, tenía genética tanto humana como reptil. Cuando Marduk se involucró en las cuestiones de la Tierra se identificó con los reptiles. Espiritualmente estaba polarizado del lado oscuro. El no estaba de acuerdo con la creación de los lulus y abogaba para que los reptiles vuelvan a tomar el control de la Tierra…….
Por ErasedHistory
La Iglesia Católica, al aceptar la Biblia Hebrea en su interpretación literal, confunde a Jehovah el dios tribal con el Ser Supremo. Imitando a la antigua Israel, la Iglesia se establece como un imperio político y religioso. Sólo los Cristianos Gnósticos permanecieron en su camino. Los Gnósticos pronto se encontraron siendo denunciados viciosamente como herejes, mientras que sus libros sagrados eran robados y quemados. Gracias al descubrimiento milagroso de algunas escrituras Gnósticas en Nag Hammadi, Egipto, hace cincuenta años, podemos tener una mejor comprensión de las comunidades Cristianas Gnósticas de los primeros siglos de nuestra era.

Un trabajo Gnóstico descubierto en Nag Hammadi denominado el Apocalipsis de Adán, es un recuento de la creación de Adán y Eva. Este libro, que data del primer siglo, pudo haber sido un intento de reconstruir el Génesis original. Dice que Adán declaró:
«Cuando dios me creó de la tierra, junto con Eva tu madre, estaba con ella en la gloria, la cual ella había visto en el Eón de donde hemos venido (Reino de la Luz). Ella me enseñó una palabra de conocimiento del Dios eterno. Y nosotros nos asemejábamos a los grandes ángeles eternos, porque éramos más grandes que el dios que nos había creado y que los poderes en él, a quien no conocemos.

Entonces dios (el Demiurgo/Satanael), el regente de los eones y de los poderes, en cólera nos dividió. Entonces nos convertimos en dos eones. Y la gloria en nuestros corazones nos abandonó. Después de aquellos días, el conocimiento eterno del Dios de la Verdad (Padre Celestial) se retiró de mí y de tu madre Eva. Desde ese momento aprendimos acerca de las cosas muertas, como el hombre. Entonces reconocimos al dios (Demiurgo) quien nos había creado. Nosotros no le éramos extraños a sus poderes. Y le servimos a él en temor y esclavitud.»
Los Gnósticos entendieron que existen muchas órdenes diferentes de seres. Sus escritos refieren numerosas jerarquías de entidades espirituales, tanto de la Luz como de la Oscuridad. Estos seres no sólo se mueven en frecuencias sutiles, sino que pueden tomar formas en la dimensión física. Como los Esenios y Jesús, los Gnósticos reconocían la habilidad de los «ángeles» de poder corporificarse. Los ángeles caídos eran a menudo referidos como regentes o Arcontes, y el jefe de los Arcontes era conocido por varios nombres como Satabael, Jehovah, Ildabaoth, Sacklas, Satán, Sammael, etc. Ellos poseían el poder para crear cuerpos y creían ser «dioses». Como consecuencia de su estado degenerado le eran hostiles a la humanidad y evitaban que esta adquiriera su liberación espiritual.

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John A. Keel, autor de «Disneyland of the Gods», y «Our Haunted Planet» («Disneylandia de Dioses» y «Nuestro planeta cazado»; Nota de AFR), argumenta que el creciente interés aparecido a finales del siglo XX, en relación a los extraterrestres, alienígenas y OVNIS, es solamente una versión moderna de las mismas fuerzas que otras personas y culturas alguna vez identificaron como «demonios» o «ángeles caídos»:
«Los platillos voladores son meramente otro marco de referencia que nos provee de explicaciones aceptables para algunos de estos grotescos eventos. Un fenómeno invisible está acechándonos constantemente y manipulando nuestras creencias. Sólo vemos lo que ellos eligen que veamos, y usualmente nosotros reaccionamos.

«La idea de que el cuerpo humano es el resultado del trabajo de ángeles creadores malévolos es notablemente parecida a la idea de extraterrestres involucrados en ingeniería genética para «crear» al homo-sapiens. ¿Estamos tratando con el mismo fenómeno? ¿Conocían los Gnósticos la verdad acerca del verdadero origen del hombre y de los poderes invisibles que buscan mantener a los seres humanos atados? ¿Son los malévolos ángeles creadores quienes, según los Gnósticos, secuestran a seres espirituales y los atrapan en cuerpos físicos, los mismos dioses creadores extraterrestres de Sumeria? Considere la siguiente observación de un académico Gnóstico, el Dr. Stephan Hoeller:
«Los ángeles estelares y otros espíritus regentes aparecen como tiránicos, limitando las agencias en esta visión Gnóstica. Ellos son usurpadores que señorean sobre la humanidad y la creación con el fin de acrecentar su propia importancia y gloria. Le incumbe entonces a los conocedores realizar esto y alejarse tanto como sea posible de la influencia de estos poderes. El predicamento existencial de la vida humana radica en la incómoda dominación que ejercen estos dioses menores sobre el espíritu de los seres humanos, y de la cual sólo la realización de la Gnosis puede extraerlos.» (Jung and the Lost Gospels).
Los ángeles creadores o Arcontes también se caracterizan como poderes terribles o fuerzas de ilusión y negatividad. Son como carceleros de una prisión, buscando mantener a sus cautivos humanos atados a la Tierra. Atrapado en las ilusiones de la existencia material, el hombre cree que es solamente un cuerpo y no logra darse cuenta de la verdad acerca de su origen. Esta condición perpetúa la ceguera espiritual, dejando a la Humanidad cautiva de los Carceleros.

Sin embargo, los Gnósticos nunca cesaron de proclamar que el Verdadero Ser del Hombre no es su cuerpo, y el mundo material definitivamente no es su verdadero hogar. El Hombre es un ser espiritual y su propósito es la realización de su Ser Superior, esa chispa de luz exiliada en el cuerpo físico. Su destino es retornar al Reino de la Luz, su verdadero hogar más allá de las estrellas.

Debemos despertar y tomar conciencia de nuestro origen, de dónde venimos, cómo fuimos atrapados en este planeta, y cómo podemos lograr la liberación.

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